lunes, 13 de abril de 2015

DESMONTANDO MITOS: LA SEXUALIDAD EN LA EDAD ADULTA

Este post va dedicado a la organización sin ánimo de lucro "Proyecto Los Argonautas" donde he estado colaborando dos años y donde he aprendido que los mayores son personas, no iguales que tú y que yo, sino mejores, porque tienen experiencias y sabiduría para dar y regalar, pero están metidos en cuerpos muy machacados por el paso de los años y por todas las dificultades y vivencias que han ido experimentando a lo largo de toda una vida.
Y es que parece ser que llegamos a una edad en la que nos vuelven a tratar como si fuéramos niños y dejamos de tener intimidad, pues necesitamos cuidados casi constantes. Intentamos cubrir todas las necesidades básicas de nuestros ancianos, pero, ¿qué pasa con el plano sexual? Y ya no hablemos si estas personas se encuentran en residencias geriátricas, donde se les priva de ese derecho (porque el personal entra y sale de la habitación de improviso, se restringen las visitas a la habitación, es un tabú la posibilidad de algún tipo de contacto sexual entre los residentes o porque se les separa por sexos) y donde los ancianos tienen que saltarse las normas de forma clandestina, sintiéndose por ello culpables.
Los humanos somos seres sexuados desde que somos fetos hasta que morimos. Necesitamos esa intimidad sexual y emocional y, más aún, en situaciones especiales muy presentes en los ancianos (invalidez, enfermedades crónicas, etc.).
Evidentemente, sufrimos cambios físicos con la edad (disminuye el grado de erección, sequedad vaginal, etc.), por lo que hay que adaptarse a cada momento. La intimidad y las caricias constituyen una parte importante de nuestro ser y eso no tiene por qué cambiar con los años.
El sexo fortalece física y psicológicamente a las personas, ¿por qué no a los ancianos? El sexo puede aliviar los dolores provocados por la artritis, aumenta la secreción de cortisona y nos hace estar más contentos (cosa que nuestros ancianos necesitan).
Por desgracia, muchas veces la causa por la que muchos adultos mantienen una vida asexuada no es la biológica, sino la social. La sociedad asume que los mayores pierden su deseo sexual e incluso tacha a los abuelos con una vida sexual activa de promiscuos o perversos (ahí está la figura del viejo verde). Además, la sociedad exalta la belleza y la juventud: si una persona es mayor, con sus canas y sus arrugas, no puede tener tan alta la autoestima y no va ser deseable sexualmente para su pareja. Esto además produce sentimientos de abatimiento y depresión, lo que repercute en la falta de una buena expresión sexual.
Existen productos que pueden ayudarnos, como el aceite íntimo 100% natural que tengo a vuestra disposición en mi maleta. Este aceite mejora la sexualidad porque aumenta la sensibilidad, hidrata y nutre la zona de la vulva, recuperando la elasticidad que va perdiendo con el paso de los años.

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Leire