Una copita de vino o un poco de cerveza puede ayudar a
desinhibirnos y conseguir que nos acerquemos a los otros. No porque nos dé la
fuerza necesaria para ello (el alcohol no te da habilidades que no tengas), sino porque nos hace no pensar en las
consecuencias.
Pues bien, la bebida que consigue que te acerques a una
persona que te atrae sexualmente, te deja en la estacada a la hora de la verdad
y te impide una respuesta sexual satisfactoria.
El alcohol produce, en el hombre, dificultades en la
erección y dificultades en el control de la eyaculación. En la mujer, se
observan problemas de lubricación vaginal (lo que puede producir dolor durante
la penetración) y dificultades para alcanzar el orgasmo. En ambos sexos, se
produce disminución del deseo sexual.
Un uso moderado y responsable no tiene por qué ser demasiado
perjudicial, pero si aparecen alguno de estos síntomas, no tienes por qué
preocuparte porque, en principio, cuando no estés bajo los efectos del alcohol,
deberían desaparecer.
XXX
Leire