El arriesgado juego sexual que
practican algunos adolescentes (más de los que desearíamos) se denomina ruleta
sexual o muelle. Consiste en que los chicos se colocan boca arriba en fila y
las chicas van sentándose encima penetrándose, por turnos. Pierde el chico que
primero eyacule (cosa que me parece aberrante, porque se pueden estar sentando
las bases de distorsiones en el pensamiento, como que es mucho mejor aguantar
mucho tiempo antes de eyacular, que dan lugar a futuros problemas sexuales).
Estas prácticas conllevan
riesgos, aunque se utilice preservativo (que no se utiliza en todos los casos),
pues al ir por turnos, las chicas acaban utilizando el mismo preservativo que
ha utilizado la anterior, dejando restos que pueden trasmitir enfermedades a la
siguiente chica.
A esta edad, la presión grupal es
muy fuerte y decir “no” es complicado por temor a ser rechazado por sus iguales.
Por otro lado, es la edad de experimentar cosas nuevas; y aquí me planteo que
quizás, si el sexo no fuese algo tan misterioso que tienen que descubrir y
desde pequeños supiesen en qué consiste y los pros y contras de hacer
determinadas prácticas (como ocurre con otras muchas cosas), los adolescentes
llegarían a probarlo con algo más de conocimiento y responsabilidad.
Evidentemente, cada uno es muy
libre de vivir su vida sexual como más le plazca y nadie debería juzgarlo, por
eso, se hace tan necesario educar en sexualidad a nuestros jóvenes y enseñarles
pautas que no se plantean debido a su ilusión de invulnerabilidad (las cosas
malas les pasan a los demás, no a mí), que suele estar incrementada, algo
propio de la edad.
XXX
Leire.
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